esos cocheros de pelucas empolvadas
me guiñan los ojos desde sus corceles de acero blindado
y sus dedos materializan una música feliz de labios jugosos
-en este día monsieur hundido de flores cerradas por sellos municipales
os parecería jugar un universo de tenis
con las llamas de sol eternizado en un verano de conciencias secas
- en eso soy franco y prefiero cargar mis mochilas sin odio
Oh Marsias de flautas agresivas, me miras entre
las vendas blancas de los sueños
su noche habla de lo que está lleno el corazón
hablo de esas noches de pastos ciegos
en las que templos blancos se enamoran
de espinas desesperadas oh barro lunar
que a pesar de ser ausencia en la ausencia
nos baña sin medida
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